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El dióxido de carbono proveniente de la quema de combustibles fósiles es la mayor fuente individual de emisión de gases de efecto invernadero, derivado de las actividades humanas. El suministro y el uso de combustibles fósiles representan un 80% de las emisiones de CO2 de origen humano, un quinto de las de CH4 y una cantidad significativa de las de NO2. El petróleo, el gas natural y el carbón son las fuentes de gran parte de la energía utilizada en la generación de electricidad, la energía industrial, la calefacción doméstica y el transporte.El efecto negativo de la contaminación atmosférica sobre la salud humana y la integridad del medio ambiente se encuentra actualmente en el punto de mira del debate político, social y medioambiental. Está en juego la salud del planeta y de las personas. Indiscutiblemente los gases de efecto invernadero tienen un impacto en nuestro clima. El cambio climático es un problema global que requiere que cada sector desempeñe un papel determinado. Se prevé que el volumen total de las emisiones aumentará un 70% de aquí a 2030 y la mayor parte de este aumento provendrá de los países en desarrollo. Se calcula que, para entonces, las emisiones de China aumentarán en 3.600 millones de toneladas.
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