REVISTA DE INGENIERIA DYNA

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VARIOS

Michel Virlogeux no disimula su amargura: 'Me ha sentado muy mal constatar cómo la prensa ha tratado la inauguración del viaducto de Millau. Es difícil hablar de envidia tratándose del afamado arquitecto Norman Foster, por el que este ingeniero (Politécnico Ponts et Chaussées, con el grado de Doctor) declara tener “gran admiración”. A los 59 años, siendo “padre” de medio centenar de puentes (entre los que se encuentra el de Normandía) y una participación en unas 200 obras civiles, M. Virlogeux simplemente lamenta que su aportación haya sido postergada con motivo de las ceremonias de presentación del viaducto de Millau: “Es duro cuando se ha trabajado en tal proyecto desde 1987...”, confiesa. Iniciado en el Servicio de estudios técnicos de carreteras y autovías de Setra en 1974, es el responsable de la División de grandes obras desde 1995. A partir de los años 90 los estudios sobre el futuro viaducto de Millau se consolidan. “Es en esta época cuando hemos adoptado una solución de siete mástiles y desarrollado la idea de una estructura de puente con tirantes y travesaños múltiples”, describe M. Virlogeux. Norman Foster entra en escena en 1995, a propósito del Concurso de Arquitectura, para el que presenta su colaboración en julio de 1996. Hasta la inauguración, el 14 de diciembre del 2004, el ingeniero permanecerá en la sombra. Los medios de comunicación le dejarán allí hasta su reconocimiento “al conjunto de su carrera profesional” con el Premio de los ingenieros Usine Nouvelle (del Consejo Nacional de los Ingenieros y Científicos de Francia) (CNISF) fallado el 15 de diciembre, y que distinguía también a otros seis ingenieros o equipos. Este Premio aspira a recuperar el aura social de la que gozaba la profesión cuando se aplicaba el tratamiento de “Señor Ingeniero” con respeto.