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16 jul 2019
Noticias
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Las baterías de ion-Li están hoy día omnipresentes en un amplísimo campo de utilizaciones y al disponer de aceptables características y fabricarse en muy grandes series no tienen rival, sobre todo para las aplicaciones en vehículos eléctricos.
Sin embargo, esto no oculta algunas de sus debilidades más notables: su vida útil es corta, los materiales proceden de mercados cuasi-monopolísticos, pueden inflamarse espontáneamente y no se dispone aun de un claro proceso de reciclado.
Por otra parte, cada vez se extiende más la generación eléctrica distribuida, que afecta a la red general, y se busca un mejor aprovechamiento de las energías renovables, de características con períodos improductivos o con momentos productivos en que no son necesarias para la generación global: todo ello requiere disponer de puntos de almacenaje con capacidades y potencia de entrega importantes. Otro argumento lo dará la necesidad de crear centros de recarga rápidos para vehículos eléctricos, cuya potencia puntual podría sobrepasar los 300 kW, nivel de enganche a la red difícilmente asumible para una explotación de servicios o los hospitales con varias grandes máquinas de resonancia magnética que cada una requiere potencias de hasta 200 kW durante muy pocos minutos.
El Instituto FRAUNHOFER (Alemania) ha investigado a fondo las posibilidades de las llamadas baterías de flujo “redox” (ver más información en Revista DYNA: Baterías del futuro en https://www.revistadyna.com/busqueda/baterias-del-futuro-retos-y-proyeccion), cuyo precio había hasta ahora frenado considerablemente su desarrollo. Estas baterías consisten en un bloque de células que convierten la energía eléctrica en química sobre un electrolito que contiene partículas metálicas, normalmente vanadio, y tanques de almacenaje de ese electrolito. Finalmente ha llegado a poner en el mercado un diseño con un coste prácticamente igual que las de litio, pero no inflamables, reciclables y con capacidad y rendimiento fácilmente ajustable por módulos a las necesidades en cada caso: ha reducido el espesor de cada célula de ocho a diez mm a solamente 2 a 3, el peso en un 10% y sustituido el atornillado de células por la soldadura, con una vida útil doble que las de litio.
VOLTERION, una spin-off de Fraunhofer, fabrica estas nuevas baterías en formato compacto con capacidades entre 100 y 300 kWh, aunque no se descarta llegar próximamente al rango de megawatios.
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BATERÍAS ORIENTADAS AL ALMACENAJE MASIVO DE ENERGÍA
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