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7 abr 2021
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Un informe de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina, considera posible lograr cero emisiones de carbono en los Estados Unidos para 2050. Esto no sólo ayudaría a abordar el cambio climático, sino que también construiría una economía más competitiva, aumentaría empleos de alta calidad y ayudaría a abordar la injusticia social en el sistema energético.
Según el informe, se requieren medidas inmediatas e innovación proactiva, y recomienda políticas a corto plazo para garantizar un acceso equitativo a los beneficios generados, mitigar los daños a las poblaciones vulnerables, y revitalizar el sector manufacturero.
El CO2 es el principal causante del cambio climático. La mayoría de las reducciones a corto plazo en las emisiones provendrían del sector eléctrico, la electrificación de los vehículos y la calefacción doméstica. Otras industrias como la aviación, el transporte marítimo, el acero, el cemento y la fabricación de productos químicos necesitarán más innovación para lograr una descarbonización rentable. Además, muchas de las tecnologías limpias que se han comercializado hasta ahora, como los vehículos eléctricos, son aún más caras que las tecnologías sucias que reemplazarían, y la solución es acelerar la innovación en energía limpia. El informe presenta un plan técnico y una hoja de ruta para los próximos 10 años y pide al Congreso y al Poder Ejecutivo que establezcan una tasa de emisiones para toda para las próximas décadas. Se establecería un pago de 40 dólares por tonelada de CO2 emitido, aumentado anualmente en un 5 % para incentivos para reducir las emisiones de carbono y desbloquear la innovación en la economía energética.
El informe establece nueve objetivos tecnológicos y socioeconómicos a alcanzar en 2030: Producción de electricidad libre de carbono. Se duplicaría la electricidad generada por fuentes sin emisiones de carbono hasta por lo menos el 75%. Se requerirá el incremento de tecnologías solares y eólicas, la reducción de centrales eléctricas de carbón y gas, y mantener las plantas nucleares operativas y las instalaciones hidroeléctricas. Electrificación de servicios energéticos en transporte, edificios e industria. El 50% ciento de los vehículos nuevos deberían ser de cero emisiones. Se deberían reemplazar al menos el 20% de las calderas de combustibles fósiles por bombas de calor en los edificios, e iniciar políticas para que la nueva construcción sea eléctrica excepto en las zonas climáticas más frías. Los procesos industriales que no puedan electrificarse por completo deben transitar a fuentes bajas en carbono.
Invertir en eficiencia energética y productividad. El uso total de energía por en los nuevos edificios debería reducirse un 50%. En los edificios existentes, la energía para el acondicionamiento y equipos eléctricos debe reducirse el 30% para 2030.
Planificación, permisos y construcción de infraestructura crítica. Debe aumentar la capacidad de la red eléctrica un 40% para distribuir mejor la energía eólica y solar. También se debería acelerar la construcción de la red de recarga de vehículos eléctricos e iniciar una red nacional de captura, transporte y eliminación de CO2 para garantizar que pueda eliminarse de las fuentes puntuales.
Ampliación de las herramientas de innovación. Se debería triplicar la inversión del Departamento de Energía de los Estados Unidos en investigación, desarrollo y demostración de energía limpia, buscando nuevas opciones tecnológicas, reduciendo los costos de las opciones existentes y realizando una transición energética socialmente justa.
Fortalecimiento de la economía estadounidense. Los estudios estiman podría aumentar el empleo neto entre 1 y 2 millones de puestos de trabajo durante la próxima década y proporcionar un aumento de los puestos de trabajo con salarios más altos que la media. Proponen establecer un "Banco Verde" federal para financiar tecnologías, creación de negocios e infraestructura con bajas emisiones para fomentar la competitividad industrial.
Promover la equidad y la inclusión. Se deben eliminar las desigualdades en el sistema energético actual que perjudican a poblaciones históricamente marginadas y de bajos ingresos. Deberían aumentar los fondos para los hogares de bajos ingresos para la electrificación y la climatización de los hogares y el acceso a Internet de banda ancha para las zonas rurales y de bajos ingresos.
Apoyo a comunidades, empresas y trabajadores. Se debe promover un acceso justo a nuevas oportunidades de empleo a largo plazo y proporcionar apoyo financiero y de otro tipo a las comunidades perjudicadas por la transición. También se recomienda la creación de un Grupo de Trabajo, una Oficina Federal de Transiciones Energéticas Equitativas y una nueva Corporación Nacional de Transición independiente para proporcionar apoyo y oportunidades a los trabajadores desplazados y a las comunidades afectadas.
Maximizar la rentabilidad. Una estrategia rentable, y equilibrada por consideraciones de equidad, reducirá las emisiones de carbono, fortalecerá la economía y evitará cargas indebidas para los hogares y las empresas durante la transición. Según el informe, el costo sería menor que invertir solo en la reducción de la contaminación del aire. La transición tendrá profundas implicaciones mucho más allá del clima y la energía, y es primordial un fuerte contrato social para asegurar que esta transición beneficie a todas las comunidades.
Además, se deben establecer estándares de fabricación para equipos de emisión cero.
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Informe sobre descarbonización del sistema energético de EE.UU. acelerando la innovación
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