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7 ene 2016
Noticias
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Por Iker Martínez de Batera (batera@batera.es). Einstein decía que "si queremos obtener resultados diferentes, no podemos continuar haciendo lo mismo."
Conozcamos un poco el estrés
Hoy en día, el estrés se ha convertido en uno de las causas que más efectos negativos tiene sobre nosotros: aumento de las bajas laborales, pérdida de productividad, depresión, aumento de las enfermedades y un largo etcétera de cuestiones que están relacionados con el estrés crónico.
Para reducir o eliminar estas consecuencias, debemos afrontar el estrés de diferente manera a como lo hacíamos hasta ahora, y para ello es necesario comprender como funciona el estrés.
Recordemos entonces que el estrés es una respuesta natural que nuestro organismo tiene en situaciones de demanda incrementada o situaciones que se perciben como peligrosas. Ante esto, nuestra biología desarrolló hace miles de años un sistema de respuesta perfectamente eficaz ante ese tipo de situaciones: el sistema de lucha-huida.
Este sistema prepara el cuerpo para tener una respuesta física ante los estresores: aumentando la tensión arterial, enviando la sangre a la musculatura y aumentando la frecuencia cardiaca. Por lo tanto, este mecanismo está orientado a que nuestro cuerpo fuera en aquel tiempo la "herramienta" con la cual solventar el estrés.
Esto era lógico si tenemos en cuenta que los estresores de aquel tiempo eran cazar, luchar contra enemigos, huir de depredadores... Estresores externos (eran ajenos a nosotros) que se resolvían con ese tipo de respuesta para la cual nuestra biología estaba correctamente adaptada.
Entonces ¿por qué nos cuesta tanto gestionar el estrés hoy en día?
La evolución social que hemos experimentado ha variado el tipo de estresores a los que nos enfrentamos, la lucha por la comida o por la defensa del territorio ha evolucionado a estresores internos, mentales en vez de físicos tales como la presión social, la incertidumbre laboral o el afrontamiento de los problemas económicos.
Estos estresores ya no están fuera de nosotros sino que están dentro, en nuestra mente generando respuesta psicoemocionales en los que ante un estímulo se combina el pensamiento, la emoción y la sensación corporal.
Veamos el cambio, si hace unos cuantos miles de años el estímulo era un león mi respuesta derivada del miedo sería la huida automática, con una resolución del conflicto rápida: huir o servir de comida al depredador. Todo muy rápido. Hoy en día un estímulo habitual es la incertidumbre laboral, pensamientos recurrentes ¿me van a echar? Y ante esto hay una reacción psicoemocional de miedo y tensión corporal. El problema es que este tipo de reacciones se prolongan en el tiempo sin resolución y así entramos en el estrés crónico.
Esta falta de solución hace que continuemos con los pensamientos amenazantes, las emociones negativas y las sensaciones corporales molestas más allá del tiempo en el que debería solucionarse, manteniendo la respuesta física de estrés que antes hemos descrito.
Este cambio en el tipo de estresores nos muestra como ahora los estresores son internos y por mucho que corramos o luchemos nos los llevamos puestos.
Vemos entonces como ante este cambio, tan profundo y rápido en el que hemos pasado de estresores físicos y externos a estresores psicoemocionales internos, aún no hemos realizado la adaptación necesaria y la consecuencia es que nuestro cuerpo sigue reaccionando igual ante estresores que necesitan una respuesta diferente. Encontramos aquí el motivo principal por el que nos cuesta tanto gestionar el estrés
¿Qué hacemos ante esta situación?
Teniendo en cuenta que nuestra biología aún no lo ha hecho por sí misma, somos nosotros quienes de manera consciente y voluntaria hemos de cambiar nuestra forma de afrontar los estresores actuales y en este sentido MINDFULNESS nos ofrece una herramienta cuya validez científica la avala como camino. Mindfulness surge de la mano de John Kabat-Zinn en el MIT de Massachusetts en la década de los ochenta, cuando John Kabat Zin, reputado biólogo y estudioso de la cultura Budista decidió aplicar el método científico a los ejercicios de meditación que desde hace miles de años propone la cultura budista, para así medir sus efectos a través de un programa de reducción del estrés.
Este programa se diseñó integrando sencillos ejercicios de meditación y yoga dosificándolos en una sesión semanal de dos horas durante ocho semanas. En cada una de las sesiones se enseñan ejercicios y se propone un trabajo semanal con el objetivo de que la persona vaya desarrollando su capacidad de reeducar su atención hacia el momento presente concentrándose básicamente en lo que en cada momento está haciendo. Desde el primero de los miles de estudios que ya hay hechos sobre Mindfulness los resultados son llamativamente satisfactorios en la reducción del estrés y sus consecuencias hasta el punto en el que hoy se va ampliando el área de investigación constatando que la práctica de Mindfulness también mejora la sintomatología de la depresión, el dolor crónico, la ansiedad e incluso los marcadores de algunos tipos de cáncer.
En Estados Unidos y algunos países de Europa, llevan varios años integrando el Mindfulness en sus empresas y organizaciones: Google, Deutsche Bank, Apple, Nike, Toyota, Starbucks tienen programas basados en Mindfulness.
¿En que se basa Mindfulness?
El ser humano procesa toda la información que viene de su entorno a través del órgano de la cognición que es la mente. La mente tiene como premisa hacer una interpretación de los estímulos del entorno con el objeto de realizar un proceso de supervivencia y adaptación al medio en el que se encuentra.
Para esto, ante cualquier estímulo que recibimos, nuestra mente va a la experiencia acumulada, es decir al pasado, para comparar el estímulo con la interpretación que realizamos las veces anteriores que nos encontramos en esa situación. Inmediatamente después se proyecta hacia el futuro en busca de las posibles consecuencias que puede tener cada una de las opciones conductuales de respuesta ante dicho estímulo. Es decir, que si yo veo que mi jefe viene con el ceño fruncido probablemente interpretaré que ese gesto expresa enfado y que entre las conductas posibles no es el momento de pedirle hoy ese aumento de sueldo que creo que me merezco optando por simplemente, apartarme del camino hasta otro momento mejor.
Ese es el funcionamiento mental, la ida y venida del pasado y la proyección hacia el futuro, que si bien es un proceso necesario para la supervivencia y la adaptación al medio, puede convertirse en problemático cuando la ida al pasado se convierte en rumia, dando vueltas una y otra vez a lo ya vivido (conflictos, discusiones...) y proyectándose al futuro anticipándose a situaciones hipotéticas que pueden ser fuente de estrés: "me echarán, ¿lo conseguiré?, eso no puedo hacerlo...."
Cada uno de nosotros, nos encontramos dentro de ese proceso mental, entre las idas y venidas de nuestra mente prestando atención de manera inconsciente a lo que nos ha pasado antes de este momento y a lo que haremos después evitando centrarnos plenamente en el único momento real que existe, el momento presente: al aquí y el ahora.
El síntoma más evidente de este proceso es la entrada en "piloto automático", que es la consecuencia de una fusión con la mente de la que no puedo salir y que me saca por completo de la experiencia del momento. Ejemplos claros de esto son estar comiendo y no enterarme del sabor, de la textura del alimento, incluso no acordarme a la noche de lo que he comido al mediodía. Otro ejemplo del piloto automático es montarme en el coche para ir al trabajo y darme cuenta cuando he llegado que no he sido consciente del camino que he recorrido... ¿Dónde estaba mi atención?
Mindfulness nos ofrece desarrollar el músculo de la atención consciente con el objetivo de salir de ese proceso mental de rumia y anticipación que nos lleva al estrés para logar de manera progresiva centrar nuestra atención en el momento presente, aceptando sin juicio lo que nos toca vivir en cada momento. Esto lo incluye todo, centrarnos en el trabajo, en comer, en escuchar... en definitiva "en lo que toca", porque esa atención al presente es la vía de salida al estrés psicoemocional que se produce como consecuencia de los devenires inconscientes de nuestra mente.
¿Qué beneficios obtenemos?
Uno de ellos es la salida del piloto automático y en consecuencia de la rumia y la anticipación. Como hemos dicho el desarrollo progresivo de nuestra capacidad para centrarnos en el presente genera de manera automática una desconexión del piloto automático y al habitar el presente es imposible estar en el pasado o el futuro. La consecuencia de esto es el descenso del estrés derivado del recuerdo de situaciones conflictivas pasadas o de la ansiedad generada por la proyección hacia situaciones hipotéticas futuras.
Mindfulness nos permite tomar distancia de las vivencias. Sabemos que cuando estamos dentro de una situación problemática esta nos atrapa y dificulta el encuentro de soluciones efectivas. El desarrollo de la atención plena nos permite dar un paso atrás para tener una óptica más amplia de lo que pasa, "saliendo" de manera consciente del problema para tomar decisiones más sosegadas y eficaces.
La inmersión en el estrés crónico hace que de manera inconsciente personalicemos las circunstancias. La personalización es la creencia inconsciente de que las cosas suceden contra nosotros, es el juicio interpretativo de que lo que ocurre es contra mí. La vivencia no reactiva y sin juicios del presente va generando en nosotros una cualidad de relativización de las circunstancias en las que aprendemos a vivir lo que toca de una manera despersonalizada, casi en tercera persona. La consecuencia de esto es que los eventos tienen un menor impacto sobre nosotros y podemos vivirlos con más calma y con una visión dotada de mayor perspectiva. Quizá uno de los cambios que a medio plazo más se evidencian y agradecen es el paso de la reactividad a la pro actividad. Una vida de estrés, estar inmerso en los problemas o identificado con las situaciones de estrés hace que nos volvamos reactivos ante los estímulos que recibimos. Gritar (hacia fuera o "hacia dentro), gestos bruscos, malas caras, forman parte de las reacciones reactivas típicas que tenemos cuando estamos estresados. La práctica de Mindfulness va dándonos la capacidad de "respirar" antes de actuar y este simple hecho abre una dimensión de conducta completamente diferente para nosotros mismo y para quienes nos rodean pasando de la dañina reactividad a la constructiva pro actividad.
Todo ello, servirá para mejorar nuestra salud y las relaciones laborales y personales.
En definitiva, si integramos todos los beneficios que nos ofrece Mindfulness lo que experimentamos es que la práctica continuada nos da una evidente ganancia en flexibilidad en todos los aspectos que hacen a la persona: flexibilidad cognitiva "pensando" de una modo más amplio y creativo las circunstancias; flexibilidad emocional, viviendo de un modo calmado los procesos emocionales y flexibilidad conductual adquiriendo la pro actividad necesaria para tener una adaptación al medio infinitamente más productiva.
Gracias por su aportación Jose Luis. Las noticias no son contenidos técnico-científicos revisados por expertos y por lo tanto no entran dentro de los contenidos enviados a Thomson-Reuters o Scopus. Con este apartado, intentamos cubrir noticias de interés general para nuestro lector y que a la vez puedan tener cierta utilidad en su profesión. Yo particularmente conocía los beneficios generales de la meditación frente al estrés, pero me ha precido muy interresante su enfoque evolutivo y su encuadre en la situación laboral habitual del ingeniero.
JOSE MARIA HERNANDEZ ALAVA 07/01/2016
Parece mentira que una revista de ingeniería le dé espacio a temas de pseudociencias como este
JOSÉ LUIS BLANCO SAMPAYO 07/01/2016
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Mindfulness, un método científico para reducir el estrés
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